Por: José Miguel Marchena
Gerente de Innovación y Desarrollo en ISIL
Pensar que la educación online es mala por defecto es un prejuicio obsoleto que bien puede reducir nuestras oportunidades de desarrollo profesional y de empleabilidad.
Así lo demuestran los hallazgos del reciente estudio que elaboró ISIL Insights (el estudio completo en este link) sobre la competitividad de los profesionales peruanos con estudios online.
Uno de los más contundentes resultados de la encuesta nos muestra que el 64% de ejecutivos de empresas peruanas contrataría profesionales con estudios online sin ningún reparo.
En esa misma línea, el 57% de los entrevistados confirma tener la percepción de que la educación online y la presencial tienen el mismo nivel.
Sin embargo, resulta aún más revelador descubrir que el 73% de los ejecutivos consultados considera que quienes estudian online desarrollan habilidades adicionales clave como autonomía y disciplina, y se vuelven más empleables.
Es decir, haber completado con éxito estudios en modalidad online es, en sí misma, una competencia destacable y una ventaja que será cada vez más valorada por los empleadores.
Los procesos de transformación más profundos -en la educación y en cualquier otro ámbito- tienen la capacidad de romper paradigmas y permitir que emerjan nuevos estándares.
A día de hoy, es inevitable reconocer que la influencia de la tecnología y la tracción con la que los estudiantes demandan flexibilidad y personalización, son motores que aceleran un cambio irreversible en la forma en la que queremos aprender.
Finalmente, es conveniente recordar que el éxito de un proceso de aprendizaje no depende de la modalidad en la que se imparte el programa, sino del rigor con el que se aplican las pedagogías y, sobre todo, la dedicación de un aprendiz que asume dicho proceso con autonomía, lo hace suyo y es capaz de motivarse para aprender a lo largo de su vida.