Por: Javier Herrera
Consultor organizacional y vocacional
Existen tres los factores que inciden con mayor relevancia para destacar laboral o profesionalmente. Por un lado, está la preparación académica, de otro, la experiencia acumulada en el área de interés, y por último -pero no menos importante- se encuentran las habilidades de gestión o habilidades blandas.
Los dos primeros factores permiten desarrollar en las personas habilidades técnicas, y sin duda, son sumamente importantes para cumplir operativamente con el cargo.
En cambio, las habilidades blandas están estrechamente vinculadas al desarrollo de la personalidad, y son las que realmente marcan la diferencia para alcanzar el éxito laboral y profesional. La buena noticia es que resulta posible potenciarlas y mejorarlas en cualquier etapa de la vida.
Las habilidades blandas son transversales y por tanto son fundamentales para enfrentar eficazmente cualquier situación en la vida. No obstante, en el campo laboral las más apreciadas son las siguientes:
1.- Habilidades sociales: son necesarias para las relaciones de trabajo positivas, lo que permite sacar adelante, no solo los asuntos cotidianos de la función, sino que también aquellos proyectos de gran envergadura para la empresa.
2.- Comunicación efectiva: permite tener una relación con otros miembros de la empresa, es decir, entender a los demás y dejarse entender por los demás.
3.- Negociación productiva: es la gran capacidad para conseguir acuerdos por consenso y hacer que todos los negociadores ganen.
4.- Adaptabilidad: se trata de la disposición para tolerar los cambios y adaptarse a ellos, cualidad muy valorada en estos tiempos.
5.- Madurez y estabilidad: referido al control emocional para manejar situaciones de mucha turbulencia laboral.
6.- Trabajo colaborativo: tiene que ver con trabajar con otros empleados, propiciando un clima de confianza y de sinergia;
7.- Liderazgo personal: destreza para manejar asuntos propios con solvencia y autonomía.
Fortalecer estas habilidades hacen que el profesional pueda tomar buenas decisiones y resolver problemas, razones principales por las que contratan en una empresa.