José Miguel Marchena
Gerente de Innovación y Desarrollo en ISIL
Hago deporte unas 6 veces por semana. Lo hago desde hace mucho tiempo y durante todo el año, y es, sin duda, mi momento pletórico del día y en el que mejor me siento.
No es una rutina que siga por mandato o exceso de rectitud, es más bien una cuestión de disciplina y convicción.
Sin embargo, con el tiempo aprendí a valorar el beneficio que esta actividad provoca en mi mente, incluso más que el impacto que podría tener en mi cuerpo.
Wendy Suzuki, reconocida profesora de neurociencia y psicología de la Universidad de Nueva York, lo adelantó hace casi 7 años en una electrizante charla TED: el ejercicio físico no solo fortalece el cuerpo, también transforma el cerebro.
En esta fascinante intervención, Suzuki detalla cómo el ejercicio incrementa los niveles de neurotransmisores esenciales como la dopamina, la serotonina y la noradrenalina.
Estos químicos no solo elevan el ánimo y reducen el estrés, sino que también fomentan la neurogénesis, es decir, motorizan la producción de nuevas células en el hipocampo, la región del cerebro fundamental para la memoria y el aprendizaje.
Este proceso, además de potenciar nuestras capacidades cognitivas, actúa como un escudo contra enfermedades neurodegenerativas.
Lo más deslumbrante, y que pocas personas notan (o quieren notar), es lo sencillo que puede ser empezar.
Suzuki desmitifica la idea de que se necesita un gimnasio caro o equipos sofisticados. Contrariamente a lo que se piensa, actividades simples como caminar, correr o bailar son suficientes para desencadenar estos beneficios.
“No es el tipo de ejercicio lo que importa sino la constancia”, enfatiza, haciendo eco en un mundo cada vez más sedentario.
Hay un llamado vibrante a la acción. Necesitamos reimaginar el ejercicio físico no solo como una rutina de bienestar corporal, sino como una herramienta indispensable para potenciar nuestra mente y enriquecer nuestra vida.
En tiempos en los que la tentación de hundirse en un sofá y desplegar a discreción todo el contenido que vertiginosamente nos propone el algoritmo de alguna red social en el teléfono, resulta tan atrayente, mover nuestro cuerpo debería ser un hábito vital.
¿Sigues aquí? Levántate. Muévete. Es hoy.